
Hace poco cambie una bombilla en una lampara de mi casa y mientras la cambiaba estaba pensando que no hacia mucho, unos pocos meses, ya la habia cambiado... pense entonces en algo que posiblemente todos hemos pensado: ¿no se podrán inventar bombillas que no se deterioren y acaben muriendo? Seguidamente pensé: "si alguien la inventara se haría multimillonario"... Siguiendo en esta linea de pensamientos aparecen miles de oportunidades de inventar cosas que aparentemente a nadie se le han ocurrido: neumáticos que no se desgasten, fuentes de alimentación que no acaben "fundidas", lapiceros que se consuman más lentamente, interruptores que no se rompan a las 200000 pulsaciones, impresoras que puedan imprimir indefinidamente..... y así miles de cosas que habitualmente se desgastan o estropean con un determinado número de usos u horas de funcionamiento.
Aunque no lo creamos, muchos de esos artículos existen, pero en contra de toda lógica, no tienen sitio en nuestro mercado o sociedad de consumismo.
Todo es culpa de una idea: LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA, término por el cual mediante una determinación, planificación o programación se puede deteminar la vida útil de un producto, de modo que este quede obsoleto, no funcional, inutil o inservible tras un periodo de tiempo calculado de antemano por el fabricante en la fase del diseño de dicho producto.
Es evidente que esto beneficia al fabricante, el cual garantiza su producción y la vida de su fraudulento negocio a futuro, hipotecando así la voluntad del consumidor, que irremediablemente tendrá que reponer el maltrecho producto una vez se manifieste el fallo programado.
Os dejo aquí un video titulado OBSOLESCENCIA PROGRAMADA: COMPRAR, TIRAR, COMPRAR, donde Cosima Dannoritzer en colaboración con Televisión Española y tras tres años de investigación, nos presenta con imágenes de archivo poco conocidas y un gran número de pruebas documentales, las desastrosas consecuencias medioambientales derivadas de estas prácticas, y el espíritu de resistencia que comienza a crecer en algunos consumidores y fabricantes.
El origen de todo: una bombilla....
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